miércoles, 2 de noviembre de 2011

El Samsara


El Samsara es un concepto Buddhista que significa flujo contínuo o movimiento contínuo, específicamente enfocado en el vagar a través de los renacimientos en diferentes condiciones de vida. También se le conoce como La Rueda de la Vida, La Rueda de los Renacimientos, Los Seis Senderos, y se le llama rueda porque continuamente nuestra consciencia va renaciendo en uno u otro de los seis dominios o senderos que lo conforman.

Fundamentalmente el Samsara es el reino de la insatisfacción profunda y del sufrimiento. No tiene origen conocido, ni tampoco final. Sinembargo, para el Buddha y el buddhismo, éste problema filosófico es irrelevante.

Antes de ver la entrada o salida del ser en el Samsara es necesario conocer mejor, a éste con cierto detalle. Pero primero tenemos que distinguir entre lo que es el Samsara en términos físicos, como un estado de la manifestación fenoménica del Cosmos, y lo que es el Samsara en términos Psicológicos como se lo trata desde el punto de vista de los llamados Diez Mundos (Jikkai) o Diez Estados de Consciencia.

En el campo del mundo fenoménico, el Samsara se divide, como ya se ha dicho, en seis dominios o reinos:
  • Reino de los dioses o Dévico (devá)
  • Reino de los Semidioses o Titanes (ásura)
  • Reino Humano (manushya)
  • Reino Animal (tiryagyoni)
  • Reino de los Espectros hambrientos (preta)
  • Reino de los Infiernos (naraka)
Dentro de los cuales los seres conscientes se mueven incesantemente en un interminable flujo de renacimientos. Por supuesto que todo ello constituye una experiencia fenoménica, en donde usualmente se renace como animal o como espectro, o en los infiernos, y cuando es posible, en el reino humano.

Pero también es un hecho el poder experimentar los seis reinos de manera psicológica, y en este caso se le llama a ello los Diez Estados de Consciencia, pues se han agregado aquellos estados de consciencia superiores que son los que posibilitan el acceso a la liberación del Samsara y a la Iluminación o Despertar.

Los Diez Estados de Consciencia (Jikkai) son, los primeros seis equivalentes en términos psicológicos a los seis reinos inferiores:
  1. Estado de Infierno (Jigoku)
  2. Estado de Hambre insaciable (Gaki)
  3. Estado de Animalidad (Chikusho)
  4. Estado de Ira (Shura)
  5. Estado de Humanidad (Nin)
  6. Estado de Extasis (Ten)
Luego siguen los cuatro estados superiores de consciencia también llamados Cuatro Reinos Nobles son:
  1. El estado de Srávaka (Shomon)
  2. El estado de Pratyekabuddha (Engaku)
  3. El estado de Bodhisattva (Bosatsu)
  4. El estado de Buddha (Butsu)
El Srávaka ◄, o Discípulo, generalmente y de manera usual se trata de "la condición en la cual un ser busca alguna verdad última o auto-mejora a través de las enseñanzas de los demás. Para acceder a este estado se debe, primero, desarrollar la sabiduría de la naturaleza de las cosas, liberándose de ilusiones y desilusiones. Esencialmente este estado se caracteriza por buscar la verdad a través de fuentes externas, como textos y personas.

Pero en particular el Srávaka es aquel que se ha convertido en discipulo o miembro de la Sangha, habiendo dado el noble paso que lo pone dentro de la corriente. El reconocimiento consciente de la importancia de asumir este compromiso equivale a un salto en la conciencia, con efectos a largo plazo, al haberse establecido una relación kármica con Buddha y su Orden.

El Pratyekabuddha ◄ o buddha solitario, es el estado en el cual el ser descubre una verdad parcial a través de la observación, reflexión, esfuerzo, concentración y meditación personal. Para acceder a este estado, el ser debe realizar que las fuentes de sabiduría externas son inferiores a las internas, como la propia mente. Se caracteriza por buscar la verdad y la iluminación a través de una percepción interna o experiencia espiritual.

El Bodhisattva ◄ o Ser entregado a la búsqueda de la Suprema Iluminación, es aquel ser que, a diferencia del Arhant (o Arhat)◄ no solo aspira a la iluminación personal, sino que también busca la liberación del sufrimiento de los demás seres sensibles a través de acciones compasivas, como la ayuda desinteresada a los demás. Para ello debe primero despertar de manerqa iresistible La Mente que Busca la Iluminación , o Bodhicitta. Esto implica que no basta con pretender serlo, o con quererlo simplemente, sino que hay que hacer un trabajo intenso de meditación de manera que la Bodhicitta arrobe al aspirante.

LA COMPASION INFINITA DEL BODHISATTVA

Shikshasamuccaya, 280-282 [Vajradhvaha-sutra]. Ext. de E. Conze, "Buddhist Texts through the Ages" (Oxford, 1954).

Un Bodhisattva resuelve: Tomo sobre mí el peso de todo sufrimiento. Estoy resuelto a hacerlo así. Lo soportaré. No me volveré, ni me echaré atrás, ni temblaré, ni me asustaré, ni temeré, ni volveré la espalda, ni desistiré.

¿Y por qué? A cualquier precio habré de llevar las cargas de todos los seres. Con ello no sigo mis propias inclinaciones. He hecho el voto de salvar a todos los seres. He de liberar a todos los seres. He de redimir a todo el mundo de los seres vivos de los terrores del nacer, el envejecer, el enfermar, de la muerte y el renacimiento, de todas las formas de la culpa moral, de todos los estados desgraciados, de todo el ciclo del nacer y el morir, de la maraña de las opiniones falsas, de la pérdida de los dharmas benéficos, de las secuelas de la ignorancia. De todos estos terrores he de redimir a todos los seres... Me comportaré de tal modo que se edifique para todos los seres el reino del conocimiento insuperable. Mis esfuerzos no se encaminan meramente a mi propia liberación. Porque con la ayuda de la barca del pleno conocimiento salvaré a estos seres de la corriente de Samsara, tan difícil de cruzar, los apartaré del gran precipicio, los liberaré de toda calamidad, los llevaré a través de la corriente de Samsara. Lucharé con la masa de los dolores de todos los seres. Hasta los límites de capacidad de sufrimiento experimentaré todas las situaciones calamitosas que puedan darse en cualquier sistema cósmico, todas las moradas del dolor. Y no negaré a ninguno de los seres mi reserva de méritos, pues tengo resuelto vivir cada uno de los estados calamitosos por innumerables eones. De este modo ayudaré a todos los seres a liberarse, en todos los estados calamitosos que puedan darse en todos los sistemas cósmicos.

¿Y por qué? Porque ciertamente vale más que sufra yo solo y no que todos estos seres caigan en situaciones calamitosas. Por eso tengo que entregarme como prenda de redención para todo el mundo, para que sea redimido de los terrores de los infiernos, del nacimiento como animales, del mundo de Yama, y con mi propio cuerpo tengo que experimentar, para bien de todos los seres, la masa toda de los sentimientos penosos. Para bien y para seguridad de todos los seres lo hago, y hablo con sinceridad y con verdad, y no me vuelvo atrás de mi palabra. No abandonaré a todos los seres.

¿Y por qué? Porque en mí ha brotado la decisión de alcanzar todo conocimiento, con todos los seres como su objeto, es decir, para liberar a todo el mundo de los seres. Y no me propongo alcanzar la iluminación suprema por deseo de gozar sus delicias, ni porque espere gustar las calidades de los cinco sentidos, ni porque desee entregarme a los placeres de los sentidos. No emprendo el camino de un Bodhisattva a fin de lograr el cúmulo de delicias que puede hallarse en los diversos mundos del deseo sensual.

¿Y por qué? Porque no hay placer en todos los placeres del mundo. Porque entregarse a los placeres de los sentidos es cosa que entra en la esfera de Mara.



Es decir, El Bodhisattva
es un Ser comprometido, por la fuerza de La Bodhicitta y la Compasión (Karuná), en terminar con el sufrimiento de los demás, sean humanos o nó.

Por último tenemos el Estado de Buddha, que será considerado en otro momento.

Habiendo consignado todo esto, y para no cansar, en el siguiente post continuaremos sobre el tema.


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